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"El cine y la guerra" es un tema con el que convivimos, nos dormimos y nos despertamos cada día desde hace más de año y medio.
La guerra es un choque, un trauma, una tragedia, pero también un material inagotable para la reflexión, tanto artística como humana.
Cada película, aunque sea entretenida, concebida y rodada en circunstancias diferentes -ya sea una superproducción de Marvel o una fantasía sobre los magos de Hogwarts- parece clamar por los tiempos de crisis que nos ha tocado vivir. Ya sea el terror artístico británico sobre el comandante de Auschwitz "Zone of Interest" (Gran Premio de Cannes) o la aclamada "Oppenheimer" sobre el genio que creó la bomba atómica, el drama lírico finlandés "Fallen Leaves" o la valiente película de aventuras rusa "Snowbird", en todas partes hay ecos de la guerra actual.
El cine documental y de ficción, intransigente y falso, honesto y evasivo, participa hoy en la guerra, lo quieran o no sus autores.
Anton Dolin, conocido crítico de cine, autor de la publicación Meduza y del canal de YouTube Radio Dolin, analiza en diálogo con el público cómo se estructura este frente.